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LA MUJER Y LA SALUD MENTAL
 
 
 
 
           
     En esta oportunidad, hablaremos acerca de la Salud Mental en la mujer. A lo mejor, vosotros os preguntaréis, ¿por qué en la mujer? En el Centro de Psicoterapia Giralda, pensamos que la mujer en nuestra sociedad, en nuestra cultura occidental, y a lo largo de la historia, es la que ha sido el soporte del proceso de humanización. A lo largo de este artículo iremos entendiendo porqué decimos esto y porqué es necesario protegerla, en todos los sentidos, y por lo tanto también, en lo que se refiere a su salud mental.
 
        La vida humana nace de la mujer. Todos los humanos, sin excepción, necesitamos de esa figura tan importante para todos nosotros, sin la cual la vida sería muy difícil llevarla adelante. Las mujeres son fundamentales en todas las esferas de la sociedad. El cuerpo de la mujer, con su capacidad para gestar, dar a luz y criar nueva vida, ha constituido, durante todas las épocas, un territorio de contradicciones: investido de poder y un espacio tremendamente vulnerable; una figura maléfica y la encarnación del mal; un cúmulo de ambivalencias, muchas de las cuales han servido para descalificar a las mujeres y apartarlas del acto colectivo de definir la cultura.
 
  Sin embargo, debido a la gran cantidad de funciones que han de desempeñar en la sociedad, corren un mayor riesgo de padecer problemas mentales que el resto de los miembros de su comunidad. La mujeres han de asumir la gran responsabilidad que entraña el hecho de ser esposas, madres y cuidadoras de los demás, además de estar, muchas de ellas, incorporadas al mundo laboral fuera de sus casas. Constituyen una parte cada vez más esencial de la población activa. De hecho, entre un cuarto y un tercio de los hogares cuentan con ellas como principal fuente de ingresos.
 
   Las mujeres tienen considerables necesidades en lo relativo a la salud mental. Sin embargo hasta hace pocos años, la concepción de la salud mental de la mujer había sido muy limitada, al igual que los intentos de protegerla y promoverla. Cuando se han tratado asuntos referentes a la salud de la mujer, las actividades se han centrado principalmente en cuestiones relacionadas con la reproducción, tales como la planificación de la familia y la procreación, pero apenas se ha prestado atención a la salud mental.
 
  Además de estar sometidas a múltiples presiones, las mujeres han de enfrentarse a la discriminación por motivos de género y a sus consecuencias, tales como la pobreza, el hambre, la malnutrición, y el trabajo excesivo. Una manifestación extrema, pero frecuente de la desigualdad entre los sexos es la violencia sexual y doméstica contra las mujeres. Estas formas de violencia sociocultural contribuyen a la elevada presencia de los problemas mentales en las mujeres.
 
   Las mujeres son fundamentales en todas las esferas de la sociedad. Sin embargo, debido a la gran cantidad de funciones que han de desempeñar en la misma, corren un mayor riesgo de padecer problemas mentales que el resto de los miembros de su comunidad. Las mujeres han de asumir la gran responsabilidad que entraña el hecho de ser esposas, madres, y cuidadoras de los demás. Constituyen una parte cada vez más esencial de la población activa. De hecho, entre un cuarto y un tercio de los hogares cuentan con ellas como principal fuente de ingresos.
 
    El mundo privado familiar, lugar privilegiado de circulación de los afectos, es un mundo conocido por las mujeres. En él han aprendido a crecer y en él han alimentado nuestra existencia. Así se lo han transmitido culturalmente. El ser cariñosas, obedientes, solidarias y atentas a las necesidades de afecto de los otros, románticas y amables son entendidos como atributos del ser mujer, y por lo tanto las definen como personas. El rol femenino centrado en la maternidad, se extiende a casi todas nuestras relaciones humanas, generando la “maternalización”de todos los roles: madres de los hijos, madres de los esposos o parejas, madres de los padres. Esta “vocación de servicio” a los demás, lleva implícita la expectativa de igual retribución.
 
   Pero la realidad, en general, frustra esta expectativa. Y el sentimiento de frustración surge, entre otros motivos, porque el dar afecto, tiempo, comprensión y atención a la situación y necesidades de los otros, se sostiene sobre la postergación a la atención de las propias necesidades y deseos. La necesidad de ser valorada y aceptada por los otros, es uno de los motores más fuertes que sostiene esta situación. Es la necesidad de ocupar un lugar privilegiado en la relación con los demás, de ser importante e imprescindible para el otro. El dar, cuidar sin límites ni condiciones es el sentido de la vida de la mayoría de las mujeres. El papel de dadora incondicional refuerza la creencia y las expectativas de los otros sobre su ilimitada capacidad de dar.. El agotamiento físico y psíquico, junto con un retorno insatisfecho acerca de su desempeño, produce las más de las veces, la emergencia en las mujeres, de estados depresivos, acompañados de fuertes sentimientos de culpa.
 
   De tal modo, las relaciones basadas en la dependencia afectiva, sobre la base de la postergación de uno de los integrantes de la relación, es una modalidad de vínculo impuesta social y culturalmente a las mujeres. Escuchar las propias necesidades y deseos produce angustia o ansiedad y sentimientos de culpa, porque, pensar en sí misma se vive como una actitud “egoísta”, la cual actúa como una barrera para el auto-conocimiento. De tal modo, la postergación se constituye en una modalidad de relación que genera la dificultad de asumir el desarrollo de un proyecto propio de vida.
 
   Concebir la Salud Mental desde una perspectiva de la complejidad integrando un análisis de género, implica considerar la poli-causalidad de los fenómenos. Esto exige poder pensar la Salud Mental de las poblaciones en general y de las mujeres en particular como producto de diferentes factores que se entretejen: condiciones socio-económicas, producción histórica de la masculinidad y de la feminidad, sistema de valores y creencias en relación a los ejes salud – enfermedad mental, modelos científicos de interpretación e intervención técnica, análisis de las prácticas sociales y de vidas cotidianas, entre otros puntos.
 
   En muchos grupos de población, las mujeres tienen considerables necesidades en lo relativo a la Salud Mental. Sin embargo, hasta hace pocos años, la concepción de la Salud Mental de la mujer había sido muy limitada, al igual que los intentos de protegerla y promoverla. Cuando se han tratado asuntos referentes a la salud de la mujer en estas poblaciones, las actividades se han centrado principalmente en cuestiones relacionadas con la reproducción, tales como la planificación de la familia y la procreación, pero apenas se ha prestado atención a la Salud Mental.
 
   Las tasas de prevalencia de la depresión y de los trastornos de ansiedad, así como del agotamiento psicológico, son más elevadas en el caso de las mujeres que en el de los hombres. Estos datos coinciden en una serie de estudios realizados en diferentes países y asentamientos. Además de ser propensas a la depresión y a la ansiedad, las mujeres corren un mayor riesgo de padecer trastornos obsesivo-compulsivo y de pánico. Entre los hombres, en cambio son más frecuentes el diagnóstico de personalidad antisocial y la adicción al alcohol. Las diferencias entre los sexos en lo relativo a los trastornos mentales se aprecian claramente en el caso de la depresión.
 
   Las enfermedades mentales se asocian con una carga significativa de discapacidad. Los casos en los que cualquier tipo de trastorno psicológico prevalece a lo largo de toda la vida son más numerosos de lo que antes se estimaba, están aumentando en grupos recientes y afectan casi a la mitad de la población. Además los pacientes se muestran reacios a solicitar ayuda profesional. Sólo dos de cada cinco personas que padecen un trastorno del estado de ánimo, ansiedad o consumo de sustancias tóxicas, solicitaron ayuda en el año que comenzó el trastorno. Los índices generales de trastornos psiquiátricos son casi idénticos entre hombres y mujeres, pero en las características de las enfermedades mentales aparecen diferencias de género asombrosas.
 
   El género determina de manera fundamental la Salud Mental y las enfermedades mentales. La depresión, que según las predicciones, será la segunda causa de carga de discapacidad mundial en el año 2020, es dos veces más común entre las mujeres. La depresión no sólo es el problema de salud mental más común en las mujeres, sino que además puede ser más persistente en las mujeres que en los hombres. Es necesario realizar más investigaciones al respecto. Reducir el excesivo número de mujeres que sufren depresión contribuiría de manera significativa a disminuir la carga mundial de discapacidad causada por trastornos psicológicos. La depresión, la ansiedad, y los síntomas somáticos están significativamente asociados con los factores de riesgo. Los factores de riesgo específicos del género, que influyen en los trastornos mentales comunes que afectan de manera desproporcionada a las mujeres, incluyen la violencia de género, las carencias socioeconómicas, el salario bajo y la desigualdad en los ingresos, la condición y rango social o subordinado y la continua responsabilidad del cuidado de los otros. El alto grado de violencia sexual al que las mujeres están expuestas y la correspondiente elevada tasa de estrés post-traumático que aparece tras sufrir esta violencia, convierte a las mujeres en el mayor grupo de personas afectadas por este trastorno.
 
   Los estudios demuestran que existen tres principales factores que pueden evitar en gran medida la aparición de problemas mentales, especialmente la depresión: tener suficiente autonomía para controlar de algún modo la respuesta a los sucesos graves, tener acceso a recursos materiales que permitan tener opciones entre las que elegir en el momento de enfrentarse a sucesos graves y tener el apoyo afectivo ofrecido por el entorno familiar y social y el apoyo psicológico ofrecido por los profesionales de la salud, porque es poderosamente efectivo.
 
   Las investigaciones sobre los problemas mentales, de comportamiento y sociales más generalizados en la sociedad, han revelado que las mujeres son más propensas que los hombres a padecer trastornos mentales específicos. Los más comunes son la ansiedad, la depresión, las secuelas de la violencia doméstica, la violencia sexual y el consumo de sustancias tóxicas que está aumentando vertiginosamente. Los índices de sufrimiento por depresión y de trastornos de ansiedad así como del agotamiento psicológico, son más elevados en el caso de las mujeres que en el de los hombres.
 
   Los investigadores, los encargados de formular políticas y los profesionales de la salud, han de tener en cuenta las opiniones de las mujeres y el significado que éstas atribuyen a sus experiencias. Cuando las mujeres son capaces de enfrentar sus miedos, sus prejuicios e inseguridades, y se permiten re-pensar sus sentimientos de rivalidad y envidia comprendiendo las raíces culturales, se producen nuevas formas de relación basadas en la comprensión y la complementariedad. Esto lo pueden conseguir al iniciar un tratamiento psicoterapéutico que les ayude a poder llevar a cabo esa tarea, ya que la psicoterapia es una técnica desarrollada, precisamente para conseguir poder pensar acerca de todo aquello, que de otra manera sería muy difícil y a veces imposible, hacerlo. Darse oportunidades y darse crédito, desarrollar autoconfianza, darse tiempo para sí, son las bases para poder construir un proyecto de vida personal donde el desarrollo de sí mismas, constituya el punto de partida, eje central de la existencia.
 
  Como el Centro de Psicoterapia Giralda, trata del abordaje, a través de los tratamientos psicoterapéuticos, de los trastornos mentales, también estamos preocupados sobre este tema y es por ello que le dedicamos una especial atención a una solución diferenciada de los trastornos mentales, dependiendo del género del paciente. Creemos que a estas alturas del Siglo XXI, este es un reto al que debemos hacer frente para que la mujer, pilar fundamental en la sociedad que hemos creado, se encuentre con alternativas que le ayuden eficazmente a superar las dificultades que se le presentan en la vida, ya que si una sociedad cuida la salud mental de la mujer, está cuidando la salud mental de la humanidad.

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